domingo, 11 de mayo de 2008

Entrevista con Georg Baselitz

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Convertido en un clásico de la historia del arte, Baselitz habla de su juventud en la República Democrática Alemana, marcada por la incomprensión y la rabia, y de los sueños que han inspirado su espectacular trayectoria. Georg Baselitz, el pintor que en los años setenta desconcertó al mundo con sus composiciones al revés y que adoptó un seudónimo en homenaje a su ciudad natal, asegura, a punto de cumplir los 70, que siempre se ha considerado un artista joven. Y, sin duda, su derroche de energía y su temperamento excesivo y hasta revolucionario no dejan de confirmarlo. Enamorado de Italia y del estilo manierista desde su adolescencia, vive entre ese país y Múnich, donde los arquitectos Herzog & De Meuron están construyéndole su nueva residencia.


XLSemanal. En los años 80 triunfaba la agresividad de la pintura alemana, de los llamados `jóvenes salvajes´. ¿Cómo vivió aquello?


Georg Baselitz. Fue realmente estimulante. La pintura se estaba convirtiendo en algo menos importante, al menos eso es lo que se pretendía. Sin embargo, la pintura ha conservado su importancia, y creo que continuará gozando de muy buena salud a pesar de la preponderancia de los nuevos medios, como la fotografía, el vídeo o las instalaciones. La cuestión ahora, 20 años más tarde, es qué queda de todo aquel panorama tan excitante de los 80 y de aquellos jóvenes salvajes de entonces. Y la respuesta está clara: sólo uno o dos artistas de entonces son relevantes en la escena actual. Mucha gente se pregunta si ha habido o no progreso, pero ésa no es la cuestión correcta. Hablar de progreso en el arte es una farsa; todo el significado profundo que se le quiere atribuir es irrelevante. Lo único importante es si uno se divierte con él; no tiene trascendencia para la sociedad. En los 80 hubo una sola persona crucial: Charles Saatchi. Fue el único que hizo que cambiaran las cosas, el único que sacudió la escena artística y el primero que ofreció una oportunidad de exponer a los alemanes. Se lo conoce como coleccionista, pero, en mi opinión, ha sido la fuerza más revulsiva del arte en las últimas décadas.


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