sábado, 10 de enero de 2009

Estatuas de Nepal - (Esculturas)







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Una de las sandeces mayores y a la vez un lugar común de cierta parte del pensamiento "contemporáneo" sobre arte es considerar a la escultura y a la pintura como "objetos".
Ya que el objeto es una unidad inerte, bajo esta denominación de manera encubierta se busca dar a entender que la pintura y la escultura son cosas fijas, sin vida.

Ya esta visto que, al contrario de esta idea, la pintura o la escultura son lugares donde se encarnan entidades o fuerzas activas para la psique, son espacios aptos para ser habitados por presencias inmateriales. La pintura y la escultura son medios que, en los procesos de creación, se convierten en entidades vivas. Consideraciones teológicas e históricas permiten darle un soporte amplio a esta idea.

De otra parte, si algo debe plantearse para generar nuevas lógicas discursivas que realmente tengan sentido en la teoría artística contemporánea, es revisar el uso y el abuso dado a nociones frecuentemente utilizadas para describir los fenómenos artísticos. Seguir considerando a la pintura o a la escultura como “objetos” y darles esa denominación es dilapidar las posibilidades de cambio en el arte contemporáneo. Es claro que no es a través de ese uso de las palabras que se está construyendo hoy por hoy la teoría artística de este nuevo siglo.
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1 comentario:

Rossina Bossio dijo...

me alegra mucho encontrarme este post. me ayuda mucho porque me estoy preparando para la presentación del diploma que como te podrás imaginar, estará presidido por un jurado pro-Duchamp/conceptualismo, que aboga por el cuento ese de que la pintura es un objeto...