Dos funcionarios orientales entran al taller del pintor muerto y hacen el inventario respectivo de lo hallado. Constatan que las pinturas son de flores, de paisajes, retratos de gente pobre, unos zapatos viejos, una silla, un cuarto.
Una vez identificados los objetos, llenan los formularios respectivos y salen imperturbables del lugar haciendo sonar la puerta.
Durante la jornada deben aún visitar la oficina de un ingeniero, de un estadista y de un carnicero.
viernes, 6 de noviembre de 2009
Sensación particular
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