jueves, 9 de junio de 2011

Profesión peligro (The fall guy)


Son las 7:22 de la noche y aún es de día. Hace un rato llegué del trabajo de reciclador en la Formula 1. Ahora llámenme «el señor de las basuras» que es el nombre tentativo para un comic sobre esta experiencia. Desde ayer, con el grupo de trabajo, hemos estado atareados en la preparación del terreno: básicamente ha tocado subir torres de canecas de basura en camiones y luego bajarlas y disponerlas por todo el complejo deportivo en el que se desarrolla este fin de semana el evento de la Formula 1.

Antes de comenzar la jornada de ayer siempre tenía una idea incomoda porque pensaba que mis movimientos corporales iban a estar algo torpes por la falta de ejercicio. Sin embargo el cuerpo se ha adaptado bien y he observado que el trabajo pesado establece una relación particular entre los hombres que, cuando no es de competencia por el mayor o menor grado de masculinidad para levantar cosas, se vuelve una actividad de cooperación hasta agradable.

Generalmente los que trabajan en este voluntariado de verano son inmigrantes, entre ellos muchos franceses y también latinoamericanos.

Ayer conocí un mexicano que me comentó que está comenzando una empresa de importación porque, según dice, él se dio cuenta que aquí en Canadá es muy difícil para los extranjeros encontrar un trabajo en una empresa. Me explica que él piensa que la misma sociedad lo lleva a uno a montar su propio negocio. Es un hombre de unos cuarenta y cinco años de edad con tres hijos y está comenzando a ofrecer productos mexicanos para el cabello directamente en los salones de belleza de Montreal. Ese es el «nicho» del mercado en que está trabajando, me dice. Entre los productos que ofrece hay uno que dice que se consigue también en Colombia llamado «Moco de gorila», una especie de gomina para parar crestas o algo así. Al final de la jornada de ayer este hombre me aclara también que la expresión «estoy mamado» no existe en México tal como yo la utilizo, y que si existiera significaría que «estoy muy musculoso», cosa que no es el caso.

Por otro lado, hoy me tocó también andar en una camioneta de Colt Seavers de arriba para abajo llevando las canecas con un tipo de Martinica, un moreno, enjuto como don Ramón pero macizo y con trenza crespa recogida atrás. Es un hombre rudo y despierto que andaba a toda hora manejando con un cigarrillo pegado en la boca y sonriente gritaba groserías cada cinco minutos por cualquier contratiempo.

Había también algunos quebequenses, de muy difícil acento en francés, de verdad que a veces tocaba imaginar lo que querían decir.

De resto mucha gente fumadora especialmente los franceses. Hace rato no estaba en medio de tantas chimeneas ambulantes, perdí el habito desde el matrimonio.

Espero acostarme antes de las 9:00 pm, ahora esta amaneciendo a las 5 y mañana me espera otra jornada de ejercicio muscular.


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